miércoles, 2 de febrero de 2011

Noticia

Noticia aparecida en el periódico La Vanguardia, el día 29 del pasado mes.

Disputa por el título que el Rey dio a la viuda de
Vicens Vives

Un vecino de Cervera, Josep Maria Llobet de Nuix, ha llevado al Defensor del Pueblo lo que considera una concesión arbitraria.

Gente 29/01/2011 - 02:18h

Pau Echauz

Un vecino de Cervera, Josep Maria Llobet de Nuix, ha llevado al Defensor del Pueblo lo que considera una concesión arbitraria por parte del Rey de un título nobiliario adjudicado a la viuda del historiador Jaume Vicens Vives, Roser Rahola, baronesa de Perpinyà.

Llobet pide que se le devuelva el título, que tenía un antepasado suyo que falleció en 1866. El título de barón de Perpinyà fue concedido por Carlos IV a Francisco de Nuix en el año 1800 “con carácter perpetuo”, según Llobet.

Según el reclamante, “desde hace varias generaciones mi familia no ha realizado la renovación del título que se tiene que hacer a cada cambio de generación. Sin embargo, el título es nuestro, y si no hay una anulación de por medio no se lo pueden entregar a nadie”, asegura.

La familia De Nuix ha interpuesto un recurso ante el Ministerio de Justicia, del que depende la división de Tramitación de Derechos de Gracia, aunque, por ahora, no ha obtenido una respuesta clara pero sí el apoyo del Defensor del Pueblo. “Llegaremos hasta donde sea necesario porque, aunque no hayamos renovado el título en todos estos años, es nuestro y es una injusticia que se lo hayan dado a otra persona”, señala Llobet, que reconoce que Roser Rahola también es descendiente de la familia De Nuix, aunque no es la heredera directa, pues lo es él mismo.

Según Armand de Fluvià, experto en nobiliaria, el Rey distinguió a Roser Rahola en el uso de sus prerrogativas y en este caso “crea una nueva concesión del título, que dejó de usarse hace siglo y medio, y lo adjudica a una persona que además pertenece al mismo linaje”. De Fluvià explica que según el derecho nobiliario, Llobet de Nuix habría perdido sus derechos a tener el título porque la familia no ha pedido su rehabilitación en todo este tiempo y los títulos nobiliarios dejan de tener validez al cabo de cuarenta años de no ostentarse. Pero el abogado de los De Nuix, Rafael José de Espona, sostiene una tesis jurídica contraria, según la cual los derechos sucesorios sobre títulos nobiliarios son imprescriptibles y se conculca un real decreto de 1912 según el cual no se pueden otorgar concesiones nuevas con la misma denominación que concesiones caducadas.